"Treinta y siete años de autonomía murciana"

Juan José Ruiz Moñino

Se cumplen este 2019 treinta y siete años desde que fuera aprobada el Estatuto que daría vía libre y estructura de gobierno y administración a nuestra Comunidad Autónoma. En sí un estatuto de autonomía que desde entonces viene a ser un pacto que recoge la voluntad de ser y de crecer de nuestra tierra y además, como bien definía un dirigente de la época, "la pretensión profunda y consecuente con nuestra historia, con nuestro presente y con nuestra voluntad de futuro".

Casi cuatro décadas después, ¿está el modelo autonómico murciano suficientemente consolidado? La mayoría de ciudadanos de esta tierra se muestra favorable a la actual configuración del Estado de las Autonomías a pesar de verse sacudida esta Región por la infrafinanciación por parte del Estado que inflinge como agravio2E

Y lo que cabe tener claro es que debe estar bien engrasado un modelo autonómico que estructuralmente funcione y garantice el crecimiento económico territorial y la equidad social. Y para esa receta, financiación y autonomía son términos íntimamente ligados. Sin financiación no hay autonomía, y quien no tiene autonomía paga la de los demás. Sin financiación es imposible priorizar las políticas sociales –competencia de las Comunidades Autónomas- o emprender acciones valientes dinamizadoras de la economía y el empleo, basadas en el aprovechamiento de los recursos y las fortalezas de nuestra Comunidad Autónoma.

Me viene a la memoria el eslogan de un anuncio de radio que proclamaba "¿para qué sirve la tecnología si no es para emocionar?". Llevo a mi terreno el lema para reflexionar: ¿para qué sirve la política, la autonomía, si no es para emocionarnos como ciudadanos?, ¿si no es para convencernos de que Murcia tiene suficientes herramientas para avanzar, aprovechando al máximo las virtudes de nuestra naturaleza de Región?. Debemos enterrar una enviciada realidad plagada de propuestas de déficit asimétrico, donde desde muchísimo tiempo atrás se ha estado primando a Comunidades históricas endeudadas hasta las cejas, a cambio de una aparente "pax" política y territorial. La función y utilidad de una Comunidad Autónoma como la nuestra se conjuga con el verbo "hacer", lo que no se haga por nuestros autónomos, pymes, empresas familiares, comercios y emprendedores, por nuestra juventud, por los creadores y creativos,... ¿quién lo va a hacer?

En estos treinta y siete años de andadura autonómica el balance de transformación a más y mejor de nuestra Región es harto visible pero el futuro debe despejarse para seguir en esa línea de desarrollo con decididas políticas de Estado que, en materias tan vitales como la financiación y la dotación de infraestructuras y de recursos hídricos de nuestras Comunidades Autonómicas, no lastren ni hipotequen potencialidades de crecimiento y bienestar como las que muestra nuestra Región por ejemplo.

Juan José Ruiz Moñino

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