José Menchón: la nobleza y bondad de un hombre entregado a los demás

Mi amistad con Pepe Menchón se remonta a mi llegada a Las Torres de Cotillas allá por la primavera de 1998 La primera impresión es la que cuenta y la que perdura y la que me llevé de este hombre laborioso, emprendedor, cercano y servicial, profesional del comercio por aquel entonces en la Plaza Mayor de la localidad torreña, es la de ser depositario de un conjunto de valores y virtudes que forman una imagen real de buena persona en las mejores acepciones de esos vocablos

Cordial, educado, cercano, auténtico a carta cabal, con una nobleza incrustada a flor de piel, Pepe era entrega, fe de acero, voluntad de hacer, callada pero abnegada, a la par que fructífera y benéfica siendo el resultado una cosecha de logros en cuantas iniciativas imprimía su ilusión y trabajo a fondo De la mano de esa alma gemela, puntal, torbellino de vitalidad y compañera de luchas, inquietudes, expectativas, destinos y horizontes como era su esposa Mari, este padre y también abuelo estaba del lado de las buenas causas, las que elevan la categoría del ser humano en sus más pulcras dimensiones La heroicidad es un baremo que define la salud y la altura moral de una persona ante crueles desafíos y Pepe era héroe, un hombre echado "palante" porque lo daba todo por servir a los demás, a los que más necesitaban esa mano amiga, haciendo labor de urgencia en primera línea de fuego en las trincheras de Cáritas Parroquial las 24 horas del día y cumpliendo constante y firmemente lo que decía el sabio: "la Humanidad es digna de ser defendida"

Formando un tándem perfecto con su fiel compañera de vida y madre de sus hijos, Pepe era vocación de servicio, el valor de la persona llevado a su máxima expresión, un hombre alejado de alardes pero con respuestas basadas en el compromiso hacia los que más necesitan el apoyo de su prójimo Y es que en Cáritas Pepe hacía suya esa estrofa cantada por Aute: "vivir más que un derecho, es el deber de no claudicar" Este torreño de adopción, referente indiscutible del voluntariado social en nuestra tierra, hizo mejor esta sociedad porque el valor para Pepe no tiene precio sino anhelo por un mundo más habitable e igualitario Y al igual que en Cáritas estampaba su sello personal de altruismo, colaboración y compañerismo no le fueron a la zaga esas actitudes en la Cofradía torreña de la que era Hermano de primera hora y gran devoto junto con su familia al completo, de su advocación titular, el Santísimo Cristo de la Flagelación

Pepe ha sido parte significativa durante una dilatada trayectoria de esa Hermandad pasionaria a la que inyectó desvelo, colaboración, ideas de mejora, el bregar en equipo, el arrimar el hombro en lo que fuera menester para que su Cofradía de cuna nunca dejara de ser un dinámico espacio de fervor y con las miras puestas en el engrandecimiento de la Semana Santa torreña No hay palabras suficientes para plasmar todo lo que significaste para nosotros Pero las reflexiones contenidas en ellas se sienten, fluyen con la fuerza del alma creando una cosmovisión de reconocimientos y emociones que hacen describir lo que eres y lo que sigues siendo aún después de tu partida Con tal coherencia y verdad porque los que hemos tenido el privilegio de conocerte sabemos que estamos en lo cierto Pepe, estás en nuestro recuerdo y corazón siempre 

Juan José Ruiz Moñino

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